La relación del propietario con el herrador es tan importante como la relación con el veterinario; el motivo es tan sencillo e importante como la salud y el bienestar del caballo. Si no atendemos ni cuidamos los cascos de nuestro caballo, este o no sometido a trabajo regular, las consecuencias pueden ser muy graves: lesiones, enfermedades, infecciones y cojeras, y en el peor de los casos, las consecuencias serán irreversibles.
El viejo dicho “sin casco, no hay caballo” es muy cierto y el papel del herrador nunca ha de subestimarse.
El objetivo del herraje es habilitar al caballo para que pueda trabajar en diferentes superficies sin que sus cascos resulten dañados. EL casco puede romperse y agrietarse al golpearse contra una superficie dura y poco uniforme; sus cascos pueden resultar dañados y no podrá trabajar si no esta convenientemente herrado.
Otra razón para a herrar nuestros caballos es puramente veterinaria: corregir cualquier fallo del casco. Los caballos que están es el campo y no tienen herraduras están en el campo u no tienen herraduras también necesitaran ciertos cuidados, como recortar los cascos al menos cada cinco o seis semanas.
La excepción a esta regla son los potros de hasta 2 años, a los que habrá que recortar los cascos con mayor frecuencia, esto es, cada tres o cuatro semanas. Los potros de un año tienen un crecimiento considerable y poco uniforme de los cascos, especialmente durante la primavera.
Una de las prioridades del herrador para trabajar es disponer de una superficie limpia, plana y libre de obstáculos sobre la cual el caballo pueda estar de pie. Los cascos del caballo han de estar limpios y secos para que el herrador pueda empezar a trabajar; de esta manera podrá realizar su trabajo con eficacia y rapidez.
Lo habitual es que el herrador traiga consigo una forja portátil donde calentar las herraduras, darles forma y luego colocarlas en caliente. En el herraje en frió, las herraduras se colocan frías y sin darles forma de forja. Este método es menos eficaz puesto que no asegura un buen ajuste de la herradura, por muy bien hecha que este.
Ver el video:
Debemos tener en cuenta que si dejamos pasar un excesivo periodo de tiempo sin recortar, el equilibrio del casco se altera de forma peligrosa, pudiendo llegar a provocar un daño permanente en la pata del animal. El crecimiento del casco, el desgaste de la herradura y su ajuste al casco son los factores principales a la hora de determinar cuándo un caballo debe volver a ser herrado.
A continuación algunos de los problemas más comunes en el herraje de un caballo, así como las posibles soluciones a adoptar que deberá realizar el herrador:
• La herradura no se ha colocado plana: si se encuentra sobre un casco plano, terminarán por aflojarse los clavos.
• Si el casco no está plano, provocará el movimiento de la herradura alrededor del punto más alto.
• Si las herraduras son demasiado grandes o largas (mal ajustadas); puede ocurrir que la herradura llegue a ser arrancada por otros pies del caballo o incluso por animales cercanos; también cabe la posibilidad de que se enganchen en el box o en el remolque.
• Si la herradura resulta, por el contrario, demasiado pequeña; no aguantarán el crecimiento del casco, provocando la ruptura de los clavos o incluso de la pared del casco. El herrador deberá asegurarse de que la herradura tenga en suficiente descanso para la expansión del casco.
• Colocación de una herradura demasiado ligera; saltará fácilmente o se doblará. Es conveniente que el herrador utilice una herradura más pesada.
•Pies mal aplomados: provocan que el caballo aterrice primero con una parte del casco, desplazando la herradura. En estos casos será necesario cortar el casco.
A continuación mostramos una secuencia fotográfica que muestra a un herrador en acción.
Pasos de la técnica del herrado
- Exámen estático y dinámico
- Sujeción
- Elevación de los miembros
- Desherrado
- Examen: pie, herradura y clavos
- Preparación del pie
- Preparación de la herradura (forjado)
- Colocación de la herradura
- Terminación
- Exámen estático y dinámico
- Lubricación
Sacando la vieja herradura.
Analizando la herradura y su desgaste
Realizando el limpiado y desvasdo
Emparejando con escofina
Presentando y forjando la nueva herradura
Vista del casco desvasado y no desvasado
Efectuando el clavado de la nueva herradura
Vista nueva herradura sin remachar
Encastrando los clavos
Ajustando los clavos y remachando
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