El caballo manchado o moteado ha sido muy apreciado a lo largo
de la historia. Estos caballos ya aparece plasmada en pinturas rupestres que
datan de hace más de 20.000 años, realizadas por el hombre de Cromañón. También
se los vió en el arte chino y en el persa.
Fueron los españoles quienes introdujeron esta raza de caballo
en el continente americano. Los caballos acompañaron a los indios llaneros hacia
el norte del continente norteamericano y cerca de 1730 aparecieron en el
territorio de los Nez Perce. Los indios Nez Perce habitaban una región ancha y
productiva cerca del río Palouse. El nombre actual de Appaloosa les viene de ese
río, pues estos indios criaron caballos Appaloosa en gran cantidad, ya que las
características de estos caballos eran las óptimas para lo que los indios
buscaban: resistencia, fuerza y mansedad.
Estos caballos estuvieron a punto de desparecer en la guerra
contra las Nez Perse en el 1877. La principal baza de los indios eran sus
caballos, tremendamente resistentes a largas distancias. Por ello, el ejército
americano quería matarlos. Finalmente no lo hicieron, y muchos de los ejemplares
fueron vendidos o asimilados a otras razas.
Como ya hemos dicho anteriormente, los caballos Appaloosa son
fuertes, musculosos y llenos de potencia. Su altura de cruz oscila entre los 145
y los 160 centímetros. La línea dorso lumbar es rectilínea, y la cabeza y el
cuello bien proporcionados. Sus extremidades son firmes, bien delineadas y
limpias. Pero el rasgo característico de estos caballos son sus manchas. Existen
cinco tipos diferentes de capas. Así tenemos el “Blanket”, grupa blanca con
manchas con moteado, el “Snowcup”, grupa blanca sin moteado, el “Leopardo”,
blanco con mucho moteado o prácticamente blanco con poco moteado, el “Nevado”,
moteado de blanco por todo el cuerpo, y el “Mármol”, pelo blanco difuminado por
todo el cuerpo.
Esta raza es de temperamento dócil y muy sensible, gracias a
los buenos cuidados de los indios Nez Percé. Su docilidad e inteligencia, los
convierten en caballos adecuados para el paseo. Además de manejables, son
caballos con una gran capacidad de aprendizaje.
Aunque en el pasado se consideraba al Appaloosa un caballo muy
apto para las pruebas del oeste (trabajo con rebaño, apartado, etc.),
actualmente se utilizan más para las modalidades de salto y adiestramiento.
Incluso han llegado a competir con éxito en pruebas de endurance.
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